2012


jueves, 21 de septiembre de 2017

Maneras de vivir: Inés


En mi selecto y cerrado círculo de amigos, está Inés. Lo afirmo con entusiasmo: su presencia es un lujo en las horripilantes mañanas/madrugadas del Juzgado. Es que, en un mundo viciado de consumismo estéril y abuso de tecnología que olvida los detalles por mirar fijamente una pantalla, toparme con “la chiquita del rock” es un oasis de sensibilidad y esperanzas.
A sus diez años, no usa celular y conoce en profundidad la vida y obra de Frida Kalho. Cuando viaja insiste a sus progenitores en ser llevada a museos para contemplar con ojo meticuloso pinturas clásicas y obras de arte en general. Y como si fuera poco, distingue a simple vista los cuadros cubistas de los postimpresionistas en la evolución pictórica de Diego Rivera. Esas cualidades la sitúan de un solo plumazo en el podio de las personas más interesantes que uno pueda encontrarse en la sociedad actual.
También se adelantó veinte años a enterarse que los diarios mienten y nunca comenta (porque no los ve) la estúpida agenda mediática impuesta por la televisión. En sus mañanas no pierde tiempo leyendo los portales (diarios digitales) sino que invierte sus desayunos coloreando a Snoopy. Inundar de colores una hoja o lienzo, es un fúsil y declaración de principios en tiempos grises y apáticos.
Cuando pienso que todo está perdido, me acuerdo que el futuro también traerá su madurez artística. Y ese lujo (de ver cómo se convierte en la genia que estamos esperando) ya es mucho.



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