2012


jueves, 5 de junio de 2014

"Ninguna Nuez" de Mariana Kruk


Por Santiago Jorge

Todos los años algún hecho imprevisible y extraordinario viene a perturbar mi reconfortable pesimismo, siempre el destino me planta una prueba que asevera con convicción y derrumba mi hipótesis acerca de que el mundo es un lugar inmundo y tacaño. Esta vez  la esperanza se apareció con forma de libro, un cartero tocó mi puerta y recibí “Ninguna nuez” de mi amiga Mariana Kruk.

El efecto fue inmediato. No importa la situación social, económica o sentimental, la vida es mas hermosa si nos adentramos con pasión en los versos que Mariana regala a rolete. Aunque vale una advertencia: tanta belleza en la poesía de Kruk podría hacernos experimentar un vacío inmenso, el viento de caída sin paracaídas, algo parecido al síndrome de abstinencia. Es que contrariamente a lo que al común de los mortales nos sucede con los desencuentros y desengaños amorosos, en “Ninguna nuez” la poeta se encarga de hacer un arte sensible y profundo, muy lejos de los tópicos patéticos en los que la mayoría caemos.

En estos tiempos canallas en que los opinólogos y analistas de turno esbozan teorías acerca de la puja de poderes también existentes en las relaciones amorosas por el hecho de serlo, y, en donde, los hombros amigos suelen predicar que gana dicha puja “quien olvida primero”; Mariana viene a reivindicar esos momentos oscuros de soledad, a resaltar la belleza de los latidos de domingos en pantuflas y sin planes, de noches a la deriva buscando el trébol de la suerte, de estar pálido y carcomido buscando una explicación o culpable y solamente ver un espejo. Es simple, donde todos vemos dolor Mariana hace poesía

Así de raras son las cuestiones que suceden en este extraño lugar llamado mundo; por suerte nos quedan los artistas, para devolvernos la sonrisa aunque el contexto no lo amerite. No me arrogaría la facultad de darle un consejo al lector que posiblemente no conozca, pero si lo requiere, aquí va por adelantado: si no sabes qué hacer con tu vida corre a una librería y comprate la trilogía poética de Mariana Kruk; “Hasta la última uva” (Otro Contar 2010); “Migas” (Otro Contar 2012) y “Ninguna nuez” (Textos Intrusos 2013).