2012


martes, 1 de noviembre de 2011

Paraiso Perdido

Porque el destino esta en el colectivo, en el subte, en la solitaria función de trasnoche del cineclub, pero nunca en el boliche, donde masas uniformes y superficiales repiten, se preguntan y se contestan siempre lo mismo.

Que contradicción, suerte y desdicha la mía: conocernos ahí, donde nunca volvimos; pasar tantas horas entre tu humo y tus pinturas, mis discos y mi guitarra, para luego perdernos así… Por la cotidianeidad de lo cotidiano.

No lo aprendí nunca y ahora me doy cuenta; y vos que te creías librepensante no lo pudiste terminar de entender, pero ninguna culpa podes tener si apagabas la luz y me pedias que te cuente un cuento donde los personajes sean animales y yo bicho malo plagiaba algo de Rulfo o Quiroga según la ocasión.

¡Pobre niña mía! Superabas todos tus miedos haciendo un nudo con nuestras piernas; ¡y esa piel! La más suave que nunca volví a tocar; tan infeliz pronosticarle una lluvia a esos ojos.

¿Cómo pude lastimarte a vos lumpencita? Te jure tantas veces que mi alegría seria la tuya y mira lo que hice. Te engañe con aquello de un brazo por vos y no te supe devolver algo tan elemental, tan humano como las cosas simples de la vida.


Santiago Jorge