ella tiene la
jodida
suma del poder
publico,
dice NO y se
acabó.
Ademas lo ejerce
macabramente,
ilegalmente reclama
un corazón desahuciado
que fue expulsado
de su rincón paradisíaco.
Y justo cuando
vas a llorarle a Gardel
reincide en su
ejercicio abusivo
no atendiendo
plegarias
ni mensajería de
texto,
bañándose con
indiferencia
como si tuviera
la pastilla del olvido.
¡Joder tio!
las penas no son
de las vaquitas
mucho menos
ajenas,
son mías, toditas mías.
y de nuevo se hizo muy muy tarde