Cuando no puedo
pegar un ojo y la noche se me vuelve una pendiente intransitable, me acuerdo
paso a paso en como ardimos inútilmente. Te vi sentadita y en paz apagando un
pucho sobre un lienzo que te daba repulsión por los olvidos que te hacían
recordar; se me trabó la mandíbula, nunca fue mi oficio el prender quimeras
como vos prendías y apagabas un cigarrillo tras otro. Una tremenda incoherencia
tuve que hilvanar para sacarte una sonrisa y como te tuve que insistir para que
tomemos un café, nuestro café.
Después vino lo de siempre, creernos fuera de la rutina por andar auto regalándonos libros de saldos editoriales, o por tomar mate trasnochados y alejarnos de los tópicos mientras arruinábamos cualquier mueble bajo el concepto y justificativo de estar haciendo “arte plástico”.
Que absurdo es todo cuando no dormimos y vemos la verdadera realidad: sabernos condenados antes de cometer el delito, reprimidos antes de salir de la coraza… dos niños que se conocen en la guardería y que les resta una hora para hacer y deshacer su amistad.
Después vino lo de siempre, creernos fuera de la rutina por andar auto regalándonos libros de saldos editoriales, o por tomar mate trasnochados y alejarnos de los tópicos mientras arruinábamos cualquier mueble bajo el concepto y justificativo de estar haciendo “arte plástico”.
Que absurdo es todo cuando no dormimos y vemos la verdadera realidad: sabernos condenados antes de cometer el delito, reprimidos antes de salir de la coraza… dos niños que se conocen en la guardería y que les resta una hora para hacer y deshacer su amistad.
qué bello nene =)
ResponderEliminarcómo me gusta leerte en prosa.