2012


jueves, 7 de noviembre de 2013

De diluvios y otras yerbas...

¿Hace cuanto que no nos vemos? Qué importa, voy a tu encuentro. Te llevó mi nueva novela patéticamente escupida en dos semanas como excusa. Siempre nos reímos de las excusas, nunca las tuvimos, ni por una vez. Entonces me bajo en Piedras y encaro para Defensa cuando el diluvio se apodera de los cielos. La excusa corre peligro de extinguirse y  así es que me resguardo en un bar. Me pido un cortado y la releo atentamente, a la excusa por supuesto.

¿De qué manera te me iras a reír en la cara? ¿En que rincón de los recuerdos guardarás todo lo que fuimos alguna vez? Esos domingos por la noche al frente del café Tortoni compartiendo la mesa con Los Poetas, creyendo que alguna vez alguien se acordará de que nosotros resucitamos la desteñida Avenida de Mayo; o de como odiábamos los lunes y martes de oficinistas, de como nos refugiábamos en el cine horario tres de la tarde; ni qué hablar si de casualidad de acordás de la primera vez que te vi actuar y supe que ibas a ser mía; de la cantidad de viernes que me aparecía por tu teatro tres horas antes de la función para dejarte algún regalito en tu improvisado camarín; de esperarte afuera a que terminen los aplausos para ir a caminar por Boedo y sentirnos libres de cargo y culpa; de las interminables noches en mi tallercito y los acotados dias de amaneceres a las cuatro de la tarde..............¿Qué será no?

¿Me preguntás si siento nostalgia? No, esa es la respuesta. Un no rotundo. Fue un cambio. Otra vida y otras emociones. No me rayé ni nada, cambie todo por amor, cambie de piel, cambie de música y hasta no sabes las películas que tuve que ir a ver por amor. ¿Ya te estás riendo? Para che; todo fue con alegría, cuando hay amor no importa nada mas. Pero el amor se fue como se terminan todas las cosas a las que nos aferramos en esta vida. Y ahora llueve y no puedo salir de este mugroso bar con olor a panchos hervidos. Y ya no se si tocarte la puerta. ¿Qué carajo te voy a decir? Si la verdad es que tengo la cabeza a dos mil kilometros de vos.

Entonces ¿que será? Nada será, saber que como siempre, a pesar de desamores y de viejas nostalgias, el futuro siempre es mejor. Nos está esperando como siempre pasó, con emociones para los dos.  Es nuestro, es tuyo, es mio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario